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- Publicado: 16 Diciembre 2014 16 Diciembre 2014
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Miércoles a las 5PM. Recibo una llamada, hay una emergencia. Un tramo de tubería de 18 pulgadas de diámetro que pasa bajo el Boulevard Kukulkán se colapsó. El flujo de las aguas negras se interrumpió debido a que la tubería de asbesto-cemento alcanzó su vida útil y no resistió más el peso del material encima de ella.
Hacemos un recorrido con el cliente (Aguakán) y decidimos las acciones que hay que tomar para restablecer el flujo lo antes posible. Las prioridades están claras: Mantener la seguridad de los turistas que circulan por la zona; No interrumpir el tráfico de vehículos y terminar en el menor tiempo posible con las mínimas afectaciones a la infraestructura turística circundante.
Aguakán inicia inmediatamente con un bypass, para evitar que las aguas negras se pudieran rebosar y mediante equipos de bombeo interceptan el flujo y lo envían hacia otra tubería.
En menos de 24 horas, movilizamos todo el equipo, personal y herramientas que podríamos necesitar: Una excavadora de 24 toneladas, Una excavadora de 6 toneladas, equipos de bombeo de 3, 4 y 8 pulgadas, una cortadora de concreto, equipo de termofusión de tuberías, equipos de generación de energía eléctrica, una torre de luz, un equipo completo de rehabilitación de tuberías por rompimiento, herramientas y ademes de acero, entre muchas otras cosas.
La decisión había sido tomada, insertaríamos una tubería de polietileno de alta densidad de 12” de diámetro dentro de la tubería de 18 pulgadas que se había colapsado.
Trabajamos sin parar por 72 horas hasta lograr tener dos agujeros de dimensiones suficientes para alojar la máquina y sus operarios en una punta y para servir de puerta de entrada al tubo en el otro. Durante la excavación de estos agujeros, batallamos con la arena que al estar bajo el nivel freático, se comporta más como un líquido que como sólido, con las instalaciones de otros servicios existentes que nos encontramos en el camino, 2 ductos de fibra óptica, una tubería de agua potable, 2 ductos de energía eléctrica, una línea adicional de drenaje sanitario y una de drenaje pluvial.
Al fin pudimos iniciar con la inserción de la tubería, avanzamos 16 de los 70 metros y nos atoramos. Algo estaba deteniendo la cabeza cortadora y la máquina no era capaz de hacer que siguiera avanzando. Era la madrugada del sábado y no había mucho que hacer. Le dedicamos horas a planear posibilidades y al fin, decidimos esperar a los técnicos del cliente para plantear nuestras opciones y alternativas.
El sábado por la mañana, en conjunto con el cliente trazamos la ruta de lo que creíamos que teníamos que hacer para concluir con el trabajo. Ninguno de los técnicos del cliente estaban muy convencidos que lograríamos hacer que el tubo cruzara y llegar, sin romper la calle y sin interrumpir el tráfico a los 70 metros, que en ese momento parecían a kilómetros de distancia.
Pasamos los siguientes 3 días en los preparativos, redoblamos esfuerzos y decidimos no correr ningún riesgo. En el próximo intento pasaríamos.
El viernes siguiente pasamos.
Aprendimos mucho, tuvimos que tomar decisiones complicadas y trabajar muchísimas horas con mucho personal, equipo y herramientas.
Gracias a todos los que participaron, al cliente por haber confiado en nosotros y a cada uno de los que si creyó que lo lograríamos.